La ciudad de Ierushalaim, capital eterna del pueblo judío, ocupa un lugar central en la vida judía tanto así que rezamos cada día mirando simbólicamente hacia allí.
En la Biblia Hebrea (Tanaj), en el libro de Salmos (Tehilim), aparecen varias citas, queremos compartir con ustedes algunas de ellas que nombran a Ierushalaim.
Salmo 48
Este salmo es leído todos los días lunes (iom sheiní) como salmo del día dentro de la oración matutina. Una explicación es porque la elección de Dios de Jerusalén como Su ciudad, es equivalente a la separación entre las aguas de abajo y las aguas de arriba en el segundo día de la Creación del mundo (Explicación de Rabeinu Jananel, RH 31a).
שִׁ֥יר מִ֝זְמ֗וֹר לִבְנֵי־קֹֽרַח׃
גָּ֘ד֤וֹל יְהֹוָ֣ה וּמְהֻלָּ֣ל מְאֹ֑ד בְּעִ֥יר אֱ֝לֹהֵ֗ינוּ הַר־קׇדְשֽׁוֹ׃
יְפֵ֥ה נוֹף֮ מְשׂ֢וֹשׂ כׇּל־הָ֫אָ֥רֶץ הַר־צִ֭יּוֹן יַרְכְּתֵ֣י צָפ֑וֹן קִ֝רְיַ֗ת מֶ֣לֶךְ רָֽב׃
אֱלֹהִ֥ים בְּאַרְמְנוֹתֶ֗יהָ נוֹדַ֥ע לְמִשְׂגָּֽב׃
כִּֽי־הִנֵּ֣ה הַ֭מְּלָכִים נ֥וֹעֲד֑וּ עָבְר֥וּ יַחְדָּֽו׃
הֵ֣מָּה רָ֭אוּ כֵּ֣ן תָּמָ֑הוּ נִבְהֲל֥וּ נֶחְפָּֽזוּ׃
רְ֭עָדָה אֲחָזָ֣תַם שָׁ֑ם חִ֝֗יל כַּיּוֹלֵדָֽה׃
בְּר֥וּחַ קָדִ֑ים תְּ֝שַׁבֵּ֗ר אֳנִיּ֥וֹת תַּרְשִֽׁישׁ׃
כַּאֲשֶׁ֤ר שָׁמַ֨עְנוּ ׀ כֵּ֤ן רָאִ֗ינוּ בְּעִיר־יְהֹוָ֣ה צְ֭בָאוֹת בְּעִ֣יר אֱלֹהֵ֑ינוּ אֱלֹ֘הִ֤ים יְכוֹנְנֶ֖הָ עַד־עוֹלָ֣ם סֶֽלָה׃
דִּמִּ֣ינוּ אֱלֹהִ֣ים חַסְדֶּ֑ךָ בְּ֝קֶ֗רֶב הֵיכָלֶֽךָ׃
כְּשִׁמְךָ֤ אֱלֹהִ֗ים כֵּ֣ן תְּ֭הִלָּתְךָ עַל־קַצְוֵי־אֶ֑רֶץ צֶ֝֗דֶק מָלְאָ֥ה יְמִינֶֽךָ׃
יִשְׂמַ֤ח ׀ הַר־צִיּ֗וֹן תָּ֭גֵלְנָה בְּנ֣וֹת יְהוּדָ֑ה לְ֝מַ֗עַן מִשְׁפָּטֶֽיךָ׃
סֹ֣בּוּ צִ֭יּוֹן וְהַקִּיפ֑וּהָ סִ֝פְר֗וּ מִגְדָּלֶֽיהָ׃
שִׁ֤יתוּ לִבְּכֶ֨ם ׀ לְֽחֵילָ֗הֿ פַּסְּג֥וּ אַרְמְנוֹתֶ֑יהָ לְמַ֥עַן תְּ֝סַפְּר֗וּ לְד֣וֹר אַֽחֲרֽוֹן׃
כִּ֤י זֶ֨ה ׀ אֱלֹהִ֣ים אֱ֭לֹהֵינוּ עוֹלָ֣ם וָעֶ֑ד ה֖וּא יְנַהֲגֵ֣נוּ עַל־מֽוּת׃
Salmo 48
Cántico. Salmo. De los hijos de Koraj.
Grande es Adonai, y muy digno de loa en la ciudad de nuestro Di-s; su monte santo,
de gallarda esbeltez, es la alegría de toda la tierra; el monte Sión, confín del Norte, la ciudad del gran Rey:
Di-s, desde sus palacios, se ha revelado como baluarte.
He aquí que los reyes se habían aliado, irrumpían a una;
apenas vieron, de golpe estupefactos, aterrados, huyeron en tropel.
Allí un temblor les invadió, espasmos como de mujer en parto,
tal el viento del este que destroza los navíos de Tarsis.
Como habíamos oído lo hemos visto en la ciudad de Adonai Tzevaot, en la ciudad de nuestro Di-s, que Di-s afirmó para siempre.
Tu amor, oh Di-s, evocamos en medio de tu Templo;
¡como tu nombre, oh Di-s, tu alabanza hasta los confines de la tierra! De justicia está llena tu diestra,
el monte Sión se regocija, exultan las hijas de Judá a causa de tus juicios.
Dad la vuelta a Sión, girad en torno de ella, enumerad sus torres;
grabad en vuestros corazones sus murallas, recorred sus palacios; para contar a la edad venidera
que así es Di-s, nuestro Di-s por los siglos de los siglos, aquel que nos conduce.
Salmo 122
שִׁ֥יר הַֽמַּעֲל֗וֹת לְדָ֫וִ֥ד שָׂ֭מַחְתִּי בְּאֹמְרִ֣ים לִ֑י בֵּ֖ית יְהֹוָ֣ה נֵלֵֽךְ׃
עֹ֭מְדוֹת הָי֣וּ רַגְלֵ֑ינוּ בִּ֝שְׁעָרַ֗יִךְ יְרוּשָׁלָֽ͏ִם׃
יְרוּשָׁלַ֥͏ִם הַבְּנוּיָ֑ה כְּ֝עִ֗יר שֶׁחֻבְּרָה־לָּ֥הּ יַחְדָּֽו׃
שֶׁשָּׁ֨ם עָל֪וּ שְׁבָטִ֡ים שִׁבְטֵי־יָ֭הּ עֵד֣וּת לְיִשְׂרָאֵ֑ל לְ֝הֹד֗וֹת לְשֵׁ֣ם יְהֹוָֽה׃
כִּ֤י שָׁ֨מָּה ׀ יָשְׁב֣וּ כִסְא֣וֹת לְמִשְׁפָּ֑ט כִּ֝סְא֗וֹת לְבֵ֣ית דָּוִֽד׃
שַׁ֭אֲלוּ שְׁל֣וֹם יְרוּשָׁלָ֑͏ִם יִ֝שְׁלָ֗יוּ אֹהֲבָֽיִךְ׃
יְהִי־שָׁל֥וֹם בְּחֵילֵ֑ךְ שַׁ֝לְוָ֗ה בְּאַרְמְנוֹתָֽיִךְ׃
לְ֭מַעַן אַחַ֣י וְרֵעָ֑י אֲדַבְּרָה־נָּ֖א שָׁל֣וֹם בָּֽךְ׃
לְ֭מַעַן בֵּית־יְהֹוָ֣ה אֱלֹהֵ֑ינוּ אֲבַקְשָׁ֖ה ט֣וֹב לָֽךְ׃
Canción de las ascensiones. De David.
¡Oh, qué alegría cuando me dijeron:Vamos a la Casa de Adonai!
¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies en tus puertas, Ierushalaim!
Ierushalaim, construida cual ciudad de compacta armonía,
a donde suben las tribus, las tribus de Adonai, es para Israel el motivo de dar gracias al nombre de Adonai.
Porque allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.
Pedid la paz para Yerushalaim: ¡en calma estén tus tiendas,
haya paz en tus muros, en tus palacios calma!
Por amor de mis hermanos y de mis amigos, quiero decir: ¡La paz contigo!
¡Por amor de la Casa de Adonai nuestro Di-s, ruego por tu ventura.
Salmo 128
שִׁ֗יר הַֽמַּ֫עֲל֥וֹת אַ֭שְׁרֵי כׇּל־יְרֵ֣א יְהֹוָ֑ה הַ֝הֹלֵ֗ךְ בִּדְרָכָֽיו׃
יְגִ֣יעַ כַּ֭פֶּיךָ כִּ֣י תֹאכֵ֑ל אַ֝שְׁרֶ֗יךָ וְט֣וֹב לָֽךְ׃
אֶשְׁתְּךָ֤ ׀ כְּגֶ֥פֶן פֹּרִיָּה֮ בְּיַרְכְּתֵ֢י בֵ֫יתֶ֥ךָ בָּ֭נֶיךָ כִּשְׁתִלֵ֣י זֵיתִ֑ים סָ֝בִ֗יב לְשֻׁלְחָנֶֽךָ׃
הִנֵּ֣ה כִי־כֵ֭ן יְבֹ֥רַךְ גָּ֗בֶר יְרֵ֣א יְהֹוָֽה׃
יְבָרֶכְךָ֥ יְהֹוָ֗ה מִצִּ֫יּ֥וֹן וּ֭רְאֵה בְּט֣וּב יְרוּשָׁלָ֑͏ִם כֹּ֝֗ל יְמֵ֣י חַיֶּֽיךָ׃
וּרְאֵֽה־בָנִ֥ים לְבָנֶ֑יךָ שָׁ֝ל֗וֹם עַל־יִשְׂרָאֵֽל׃
Canción de las ascensiones
Dichosos todos los que temen a Adonai, los que van por sus caminos.
Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa.Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
Así será bendito el hombre que teme a Adonai.
¡Bendígate Adonai desde Sión, que veas en ventura a ierushalaim todos los días de tu vida,
y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel!