5784-2023

Comienza el jueves 07 de diciembre a la tarde y se extiende hasta la tarde del viernes 15 de diciembre

Midrash de los decretos que llevaron al levantamiento de Janucá

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[…]  Los griegos[2] se dispusieron a oprimir a Israel y decretaron: Cualquier israelita que haga una cerradura o cerrojo en su puerta será apuñalado con su espada.

¿Cuál fue la razón de este decreto? Fue para que no haya honor ni privacidad en Israel, porque cualquier casa que no tiene puerta no tiene honor ni privacidad. Y cualquiera que quiera entrar puede entrar sea de día o de noche. Al ver esto Israel, se levantaron y quitaron todas las puertas de sus casas. No podían comer, beber ni tener relaciones a causa de los ladrones, salteadores e invasores griegos. No durmieron ni de día ni de noche. […]

Cuando los griegos vieron que Israel soportó el decreto y nadie lo violó de ninguna manera, se levantaron y decretaron otro decreto. Difundieron una orden: Cualquier persona de Israel que tenga un buey o una oveja, debe escribir en sus cuernos que no tiene parte en el Dios de Israel. ¿Cuál fue la razón de este decreto? Para que Israel no comiera carne, leche o queso, y no pudieran arar. Dijeron: Sabemos que no pueden soportar este decreto.

Cuando Israel oyó esto, se sintieron muy afligidos. […] Se levantaron y vendieron sus animales puros o impuros, e Israel iba a pie. […].

[…]

Cuando los griegos vieron que Israel soportaba este decreto, se levantaron y decretaron: Cualquiera cuya mujer vaya a sumergirse (a la mikve, para estar pura ritualmente y de ese modo poder cohabitar con su marido), será apuñalado a espada. Y el que la sorprenda yendo a sumergirse la tendrá por mujer y a sus hijos por esclavos.

[…]

Debido a que los griegos vieron que Israel no era sensible a sus decretos, se levantaron y les dictaron un decreto amargo y turbio, que una mujer que contrajera matrimonio, debería pasar su noche de bodas con el gobernante griego de ese lugar, y no con su marido (en otras culturas esto es llamado derecho de pernada o prima noctae).

Por cuanto Israel oyó esto, sus fuerzas se debilitaron y se abstuvieron de casarse, […].

Y pasó esto durante tres años y ocho meses, hasta que sucedió que la hija de Matitiahu, el sumo sacerdote, se casó con un hijo de los jasmoneos, de nombre Eleazar. A la hora de la fiesta, todos los grandes hombres de Israel se reunieron en honor de Matitiahu y su familia, todos los grandes personajes de esa sociedad.

Y cuando se sentaron a comer, Jana, hija de Matitiahu, se paró sobre su carruaje nupcial y con sus propias manos desgarró su vestido y se puso de pie delante de todo Israel mientras estaba con los pechos descubiertos, delante de su padre, su madre y su suegro.

Al ver esto sus hermanos, se avergonzaron y echaron el rostro al suelo, rasgaron sus vestidos y se levantaron para matarla.

Ella les dijo: ¡Oigan mis hermanos y tíos! ¿Y qué si porque me paré desnuda frente a personas justas sin ninguna ofensa, ustedes quieren sentirse ofendidos por mí, y no están ofendidos de que me van a entregar virgen en manos de un impío griego para abusar de mí? […].

En ese momento, sus hermanos se encendieron en fervor […] y decidieron: Tomemos a nuestra hermana, y vayamos a presentarnos delante del rey (autoridad máxima de los ievanim), y le diremos: «Nuestra hermana es hija del gran sacerdote, y no hay nadie más grande que nuestro padre en todo Israel, y entendemos que nuestra hermana no debe cohabitar con el gobernante local, sino con el rey mismo, que es tan grande como nosotros». Y entraremos ahí y lo mataremos, y nos iremos. Y luego comenzaremos con sus siervos y sus ministros, y Dios nos ayudará y nos dará la victoria.

[…]

Y así comenzó la rebelión….