Al disfrazarnos, actuamos por un día el método empleado por Esther y Mordejai para lograr la supervivencia de la comunidad judía. O sea, así como en sus días ellos tuvieron que “disfrazarse” para sobrevivir y vencer a Amán, en la alegría de Purim también nosotros nos disfrazamos.
Un día al año nos ocultamos festivamente detrás de nuestros disfraces, como una especie de contrapunto con el resto de los días, cuando mostramos orgullosos nuestra identidad judía.