Rab Jaim Friedlander– ¿Por qué le pedimos a Dios que «nos recuerde para la vida»?
Cuando se acerca Rosh HaShaná, tomamos conciencia del hecho de que éste es el Iom HaDin, el Día del Juicio, en el cual tendremos que rendir cuentas sobre todos nuestros actos durante el año que acaba de terminar. Nuestros actos serán analizados y evaluados y esta evaluación decidirá nuestra suerte. Sabemos bien que nuestros méritos son pocos y nuestros buenos actos están lejos de ser perfectos. ¿En mérito de qué podemos esperar ser juzgados favorablemente?
El Tur (Oraj Jaim, Hiljot Rosh HaShaná 582) afirma: «Nuestros Sabios decretaron que se agregara la súplica de «Recuérdanos para la vida» a la bendición de Maguen Abraham, el Escudo de Abraham, [durante las Altas Festividades y en los Diez Días de Arrepentimiento]… El ‘recuerdo’ es mencionado con respecto a Abraham, tal como está escrito (Tehilim/Salmos 105:42): ‘Porque Él recordó Su sagrada palabra a Abraham, Su siervo’. En consecuencia, decretaron que recitáramos: ‘Recuérdanos para la vida’ en la bendición de Maguen Abraham».
La explicación simple de la conexión existente es que dado que la palabra «recordó» se asocia con Abraham Avinu (nuestro patriarca), por lo tanto en la primera bendición del Shemoná Esré, la bendición de los Avot – Maguen Abraham – mencionamos que Dios «recuerda la bondad de los Patriarcas». Y nuestros Sabios decretaron que durante los Diez Días de Arrepentimiento esto sea seguido por otro recuerdo: «Recuérdanos para la vida».
Avancemos un poco más sobre esta idea. El hecho de que Dios que es toda bondad «recuerde» al pueblo de Israel favorablemente, tiene sus raíces en Su promesa a Abraham Avinu en el Pacto entre las Partes (Bereshit/Génesis 15), el cual garantiza la existencia eterna del pueblo de Israel. Como está escrito en Vaikrá/Levítico (26:42-44): «Y también Mi pacto con Abraham recordaré… y a pesar de todo eso –incluso cuando lleve sobre ellos estas calamidades (Rashi) – cuando estén en la tierra de sus enemigos, no los despreciaré, no los rechazaré para destruirlos completamente [o] anular Mi pacto con ellos». Citando al Rab Eliahu Dessler (En Busca de la Verdad, Volumen II, parte 3, página 63), esto significa: «Cada miembro de Klal Israel (del pueblo judío) posee un punto interior que nunca puede ser extinguido… Esto deriva de la promesa hecha a Abraham Avinu en su pacto con D’s… Esto significa que «el punto sagrado» de apego a Hashem nunca cesará de existir en los corazones del pueblo e Israel a lo largo de todos los exilios. Dios nunca permitirá que caigan en la aniquilación espiritual y su consecuencia –la aniquilación física, que Dios nos libre y guarde».
Proclamamos que Dios «recuerda la bondad de los Avot (Patriarcas)», lo cual de hecho se refiere al legado de nuestros Patriarcas – especialmente del primero de nuestros patriarcas, Abraham Avinu