Rab Jonathan Sacks sobre «Avinu Malkeinu».
El genio de Rabi Akiva fue quien yuxtapuso estas dos ideas: Dios es nuestro Rey y nosotros somos Sus súbditos; sin embargo Dios también es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos. Y con absoluta simpleza rezó pidiéndole a Dios que nos observara con el amor de un padre antes de considerar nuestras vidas con la distancia e indiferencia que tiene un rey.
El ganador del Premio Nobel, el físico Niels Bohr – quien desarrolló una teoría complementaria sobre física cuántica: el principio de que no se puede registrar simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula – dijo que la idea se le presentó cuando su hijo confesó haber robado un objeto de un negocio local. Él se dio cuenta de que podía pensar en su hijo con amor como un padre y con justicia como un juez, pero no de ambas maneras al mismo tiempo.
La expresión de Rabi Akiva tiene dos aspectos: (a) Dios nos ve simultáneamente tanto como hijos y como siervos, y (b) nuestra plegaria es que se relacione con nosotros primero y principalmente como si fuéramos Sus hijos. La historia del físico señala el primer aspecto, porque para los seres humanos es imposible relacionarnos con cualquier cosa simultáneamente de dos maneras diferentes, ya sea que se trate de una partícula o de un hijo (aunque Dios no tienen ningún problema en hacerlo). A continuación, Bohr aplicó esta perspectiva humana sobre la paternidad a sus investigaciones físicas. Rabi Akiva nos enseña que Dios está más allá de esta limitación humana y por lo tanto podemos rezar y pedirle a Dios que sienta compasión por nosotros tal como un padre tiene compasión por su hijo, incluso en el momento en que nos juzga.